El conflicto ucraniano se complica. Tras la huida del presidente Yanukóvich, los partidos de la oposición, conformados por oligarcas pro-europeos y grupos de extrema derecha, han tomado la Rada Suprema y se han repartido el poder con el beneplácito de la UE y EEUU. Ante esta situación, la población de Crimea, lejos de aceptar este nuevo gobierno, ha decidido actuar. Miles de personas han salido a la calle con banderas rusas y soviéticas para pedir a Putin que les proteja del gobierno ucraniano, el cual consideran ilegítimo y fascista. El dirigente ruso sostuvo que protegerá a la población rusófona de Crimea del nuevo gobierno ucraniano, tras lo cual se ha podido ver un despliegue de tropas rusas en la región. Debido al mismo, EEUU y la UE estudian sancionar a Rusia por lo que entienden es una violación de las leyes internacionales y una invasión de un país soberano. Mientras tanto, el parlamento de Crimea ha aprobado celebrar un referéndum el domingo 16 de marzo para decidir su anexión a Rusia; referéndum que la UE ha tachado de ilegal, ya que no está contemplado en la Constitución ucraniana. Parecen olvidar que el nuevo gobierno que tanto apoyan ha tomado el poder violando esa misma Constitución.
Lo que empezó siendo una protesta ciudadana por la pobreza extrema que sufre el pueblo ucraniano debido a las políticas del FMI (25% de indigencia y privatización de sectores estratégicos en favor de grandes multinacionales) y la corrupción del gobierno de Yanukóvich, se ha convertido en una profunda crisis. Los enfrentamientos entre la oposición y los cuerpos del Estado se han cobrado más de un centenar de víctimas mortales y las manifestaciones (tanto pro rusas como pro UE) se suceden en diferentes puntos del país. La intromisión imperialista de la UE y EEUU en el país provocó multitudinarias manifestaciones abaladas por la iglesia ortodoxa ucraniana que precipitaron actos violentos (destrucción de estatuas de Lenin incluidas) y, finalmente, la huida del presidente Yanukóvich. Recordemos, a modo de ejemplo de dicha intromisión, que el senador estadounidense John McCain se personó en Maidán y pidió a los opositores que continuasen en la plaza hasta derrocar al gobierno (hecho penado en EEUU con 10 años de cárcel, por cierto).
A partir de aquí, grupos radicales violentos de opositores armados como Sector Derecho tomaron edificios gubernamentales mientras apaleaban a la policía y colgaban retratos de Stepan Bandera (líder nazi ucraniano) así como diversa simbología nazi-fascista. Finalmente tomaron la Rada Suprema y dictaron una orden de búsqueda contra el presidente Yanukóvich, al que acusaron de haber asesinado manifestantes utilizando francotiradores. Sin embargo, recientemente se ha filtrado una conversación en la que el ministro de exteriores de Estonia afirma que los francotiradores no eran de Yanukóvich sino de la oposición. El presidente, a pesar de todo, logró escapar a Rusia. El nuevo gobierno prohibió rápidamente el Partido Comunista de Ucrania (que había recogido 3,5 millones de firmas para dejar al pueblo decidir si acercarse o no a la UE en un referéndum, a lo que la oposición se negó) y abolió la ley sobre las lenguas de las minorías aprobada en 2012 que afecta a minorías rusas, húngaras o rumanas.
Se producía, pues, un golpe de Estado contra el gobierno escogido en las urnas en 2010, con la aprobación y colaboración de EEUU y la UE, que ponía a Oleksandr Turchínov (del partido liberal-conservador de centro-derecha Batkivshchyna, “Patria”) como presidente del Parlamento y a Arseniv Yatsenyuk (del mismo partido) como primer ministro. El gobierno se repartía pues entre el partido Patria, el nacionalista y fascista Svoboda (presidido por Oleh Tyahnybok) y el nacionalista de centro-derecha UDAR (presidido por el ex boxeador Vitali Klichkó). Ese mismo día era puesta en libertad Yulia Timoshenko (partido Batkivshchyna), encarcelada en 2011 por abuso de poder. Es menester mencionar que hay grandes empresarios pro UE detrás de todo esto, como el hombre más rico de Ucrania, Rinat Ajmedov, el cual apoyó las protestas de Maidán.

Neonazis de Svoboda bloqueando el Parlamento ucraniano y sosteniendo una bandera del Ejército Insurgente Ucraniano, que masacró a 80.000 polacos en 1943 bajo la dirección de Stepan Bandera. Fuente: Público.
Por si fuera poco, la líder del Partido Socialista Progresista de Ucrania Natalia Vitrenko, denuncia intimidaciones, abusos de poder, torturas, secuestros y amenazas de muerte a ciudadanos, policías y a los diputados que no apoyen al nuevo gobierno. Denuncia además que este es ilegal, que ha violado la Constitución ucraniana y que está cometiendo actos atroces en el país, pasando por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Tras estos sucesos, los habitantes de Crimea han decidido defenderse. Se han conformado grupos de defensa y parece que la población rusa (inmensa mayoría) de esta antigua península rusa situada a orillas del mar Negro no piensa ceder fácilmente. Las manifestaciones, plagadas de banderas rusas y soviéticas, atraen a miles de personas en Simferopol y Sebastopol, que gritan consignas contra el fascismo y piden a Rusia que intervenga y frene al gobierno apoyado por EEUU y la UE. El gobierno ruso decidió, ante la petición del parlamento de Crimea, intervenir en el asunto, asegurando que el nuevo gobierno ucraniano es ilegal y fascista.
El Parlamento crimeo aprobó el 11 de marzo prohibir las actividades de los partidos fascistas Svoboda y Sector Derecho al considerar su presencia “peligrosa para la vida y la seguridad” de los crimeos. También ha aprobado una declaración de independencia de la península como paso previo a la celebración de un referéndum para decidir si se anexionan a Rusia, el cual se celebrará este mismo domingo 16. A su vez, el Parlamento ruso está tramitando una nueva ley que ampare la anexión de nuevos territorios.
La población de Crimea, sin embargo, no es la única que pide ayuda a Rusia. Decenas de miles de personas se han manifestado portando banderas rusas en ciudades orientales ucranianas como Melitopol, Mariupol, Járkov o Donetsk, donde se ha expulsado a los fascistas que pretendían asaltar los edificios gubernamentales. En la localidad de Lugansk incluso se llegó a izar la bandera soviética en el edificio del gobierno tras expulsar del mismo a un grupo de la organización Sector Derecho.
Miles de ciudadanos se manifiestan contra los activistas del Euromaidán en la Plaza de Lenin, en Donetsk. Fuente: RT.
Crimea es la única república autónoma de Ucrania y una tierra que ha sido conquistada en numerosas ocasiones (desde los mongoles hasta los griegos). Los tártaros de Crimea son indígenas de la zona y actualmente se estiman en algo menos de 250.000 (frente a algo más de un millón de rusos y casi medio millón de ucranianos).
La península de Crimea fue anexionada al Imperio Ruso en el siglo XVIII por la zarina Catalina II. Siglos después, tras la II Guerra Mundial (en la que la ciudad de Sebastopol conseguía el título de “Ciudad Heroica” por la batalla contra los nazis), Stalin expulsó a los tártaros de Crimea por haber colaborado con el régimen hitleriano (regresarían a finales de la década de 1980). Posteriormente, en 1954, el entonces dirigente del PCUS, Nikita Jruschov, “regaló” Crimea a la República Socialista Soviética de Ucrania (gesto muy criticado especialmente tras la caída de la URSS por la pérdida de Sebastopol). No obstante, en 2010 se consiguió firmar el acuerdo de Jarkov para mantener la flota rusa del mar Negro en las bases de Crimea hasta 2040 (trato que puede verse afectado por el gobierno actual de Ucrania).
Los rusos crimeos no reconocen el gobierno de Kiev y exigen celebrar el susodicho referéndum. Los tártaros, por otro lado, se han puesto de parte del nuevo gobierno ucraniano. Esto ha derivado en conflictos. El gobierno de Kiev ha amenazado con enviar tropas a Crimea para frenar a los que estén en contra de la “revolución”; Putin asegura que protegerá a los rusos y afirma, junto con China, que occidente está detrás del golpe de Estado; las Fuerzas Armadas ucranianas en Crimea han jurado lealtad a los crimeos y la UE y EEUU exigen a Rusia que no intervenga (a pesar de haberlo hecho ellos antes). Tenemos aquí un complejo cóctel de intereses que veremos cómo termina.
En medio de este conflicto imperialista que juegan, por un lado, EEUU y la UE y por el otro, Rusia y China en menor medida, está el pueblo ucraniano, que sufre una larga y agónica crisis causada por las políticas del FMI que parece poco probable que termine a corto o medio plazo. Se estima que 1 de cada 8 ucranianos vive en la pobreza extrema. El nuevo gobierno, sin embargo, ya ha pedido más ayuda al FMI (que significarían más recortes, a pesar de que Ucrania destinará 7.900 millones de euros este año al pago de su deuda) y ha traspasado la extracción de gas a la empresa norteamericana Chevron. Se habla también de que Ucrania ha enviado sus reservas de oro a EEUU por mar, por si se complican las cosas.
Los medios de comunicación al servicio del imperialismo estadounidense y de la UE han sabido llevar muy bien este conflicto. No han dudado en tildar de dictador a Yanukóvich, decir que la mayoría de la población quiere entrar en la UE, repetir hasta la saciedad que un referéndum en Crimea sería ilegal o poner a Rusia como único enemigo y causante de todos los problemas. Es curioso, sin embargo, que se les haya pasado por alto el carácter fascista de parte de la oposición que actualmente gobierna el país gracias a EEUU y la UE (llegando a decir que son los pro rusos los que han hecho pintadas fascistas en Crimea contra los tártaros); que este gobierno ha llegado al poder violando la misma Constitución que utilizan para negar el referéndum crimeo; las graves amenazas y palizas que los nazis están propinando contra todo aquél que no esté de su parte o que la UE y EEUU han intervenido en el conflicto desde el principio (a la vez que piden a Rusia que no lo haga).
Por desgracia, la situación del pueblo no tiene pinta de que vaya a mejorar. De hecho, Ucrania no significa nada para EEUU o la UE, es sólo una pieza de interés geoestratégico y económico más. Las revueltas ciudadanas de Maidán se convirtieron en luchas entre magnates pro UE para quitar el poder a los magnates pro Rusia y entregárselo a EEUU y la UE. El bienestar del pueblo importa poco a los que han financiado este conflicto. Una muestra de esto es lo que he dicho anteriormente: el único partido que pidió celebrar un referéndum para que fuesen los ucranianos los que decidiesen su futuro (el PCU) ha sido prohibido. Esta es la democracia que nos vende el imperialismo occidental.
Todos sabemos lo que hubiese sucedido si durante el 15m un ministro venezolano hubiese animado a los manifestantes a derrocar al gobierno. Sin embargo, los medios han tomado la intromisión de John McCain (entre otros) como algo normal. Incluso como algo bueno para la democracia. ¿Acaso ha de tener EEUU licencia para hacer lo que le venga en gana? ¿Quién le ha nombrado juez y jurado del mundo? ¿Dónde está el derecho de autodeterminación de los pueblos? Está claro que cuando los intereses de las élites están en juego, no hay derechos que valgan (y todavía hay gente que dice que la lucha de clases ya no existe). De todos modos, los medios controlados por estas élites ya se encargan de poner a la opinión pública de su lado sin demasiada dificultad.

Oleh Tyahnybok (Svoboda) junto a McCain en Kiev y haciendo el saludo nazi. Fuente: www.veooz.com
Si los medios llaman dictador a Yanukóvich, ¿Por qué no llamarlo también a Rajoy? ¿Qué diferencias hay entre ellos? Ambos han llevado a cabo políticas de privatizaciones dictadas por el FMI haciendo caso omiso al pueblo, ambos dirigen gobiernos profundamente corruptos, ambos han empobrecido a la clase trabajadora de sus respectivos países y ambos se niegan a tener en cuenta las voces de auxilio del pueblo, ahogado por la crisis. Yo os diré la diferencia que hay entre ellos: Rajoy está a las órdenes de la UE y EEUU y Yanukóvich, no. Nadie ha de financiar la oposición española porque ya gobierna la gente que a le interesa al imperialismo occidental, en Ucrania, sin embargo, gobernaba gente que beneficiaba a Rusia y eso no podía ser.
Tengo clara mi posición: no estoy de acuerdo con muchas de las políticas llevadas a cabo por Putin en Rusia pero en este momento concreto, nos guste o no, a mi parecer es el único que está interviniendo para frenar al fascismo resucitado por la UE y EEUU, a pesar del desastre de la II Guerra Mundial. Claro que no lo hace por buena fe (sus intereses están ahí) pero ya es más de lo que ha hecho nadie hasta la fecha, por desgracia. Cuando el fascismo llama a la puerta hay que posicionarse rápidamente y creo que los comunistas tenemos claro en qué bando debemos estar. La UE podría haber llevado a Ucrania a unas elecciones democráticas pero, en lugar de eso, ha alentado un golpe de Estado fascista. Que esto sirva para que de una vez nos demos cuenta de dónde estamos metidos. ¿Acaso podemos hacer cambios en esta UE desde dentro viendo lo que son capaces de hacer?
Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos a partir de aquí. El referéndum de Crimea está a la vuelta de la esquina y la maquinaria informativa no se detiene. Lo que está claro es que con este nuevo gobierno el pueblo seguirá sumido en la pobreza. La única salida que tienen es luchar por sus derechos como clase y no permitir las atrocidades que los fascistas están cometiendo impunemente. El imperialismo (tanto el ruso como el europeo y estadounidense) ha de abandonar el país y dejar decidir libremente a la clase trabajadora ucraniana, ya sea celebrando un referéndum para decidir entrar o no a la UE o como lo que crean más oportuno.
Fuerza y ánimo al pueblo y a los camaradas del Partido Comunista Ucraniano.
¡No pasarán!
Toni Velasco “graduat en Geografia per la Universitat de Barcelona i explotat en pràctiques per la Diputació de Barcelona”
@avelasgar