Chavs: La demonización de la clase obrera

JONES, Owen, Chavs: La demonización de la clase obrera, Madrid: Capitán Swing, 2012, pp. 360.

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¿Dónde está la clase obrera? Si recurrimos al símbolo de los trabajadores fabriles de cuello azul que protagonizaron las grandes luchas obreras del siglo XX, los encontraremos muy disminuidos en número, por lo menos en lo que suele llamarse “Occidente”, o bien ya no los encontraremos. Los chavs, que puede traducirse al castellano como “escoria”, son aquellos jóvenes en la frontera de la marginalidad, violentos, en paro, consumistas y con tratos con las drogas: ellos son los que constituyen ese segmento de la población sin futuro, sin oficio ni beneficio. Sin embargo, tal como desentraña el estudio, esta percepción no es más que un ejercicio de cosificación que lleva a encubrir lo que podría ser considerada una parte de la clase obrera de nuestros tiempos. Y ¿Qué mejor que restar la posible fuerza subyacente en ellos que demonizarlos llamándolos escoria?

Publicado en 2011, en un contexto de recortes impulsados por el conservador David Cameron y de estallidos de violencia en diferentes ciudades británicas durante el verano, este ensayo del joven periodista y político Owen Jones constituyó un fenómeno editorial y provocó un debate público en su país. Pero el autor analiza un fenómeno que no es coyuntural. A través del estudio, a medio camino entre historia social y política y reportaje bien informado, de la evolución de la sociedad británica a lo largo de los últimos treinta, se nos ofrece una explicación de los mecanismos por los cuales despreciar a las clases más bajas se ha convertido en Gran Bretaña algo socialmente aceptado y ampliamente practicado por las clases altas.

El libro pretende propiciar un debate entorno a las clases sociales, presentando argumentos sobre la forma en que, tanto desde los medios de comunicación como de la clase dirigente británica, se ha legitimado un discurso político de clase consistente en demonizar a la clase trabajadora a partir de la construcción de un arquetipo: los chavs. Arrancando con la revolución de Margaret Thatcher de finales de los años setenta, pasando por el ya desaparecido “Nuevo Laborismo” de Tony Blair de los años noventa, hasta llegar a la actualidad, con la vuelta al poder de los tories en la primavera de 2010, el autor nos habla de cómo desde 1979 la política británica ha negado la existencia de las clases en su sociedad. Y, al mismo tiempo, han defendido los intereses de su propia clase.

La destrucción del tejido industrial por la que apostaron los sucesivos gobiernos de Margaret Thatcher favoreció a la City londinense. La opción llevaba implícita la desarticulación de las comunidades trabajadoras en las ciudades industriales. Asimismo, causó un destrozo irreparable en las instituciones, de larga tradición, de la clase trabajadora. Entre ellas, en los sindicatos, contra los que se desató una campaña feroz y descarnada, con el objetivo de aniquilarlos. Pero también de las condiciones materiales, de trabajo, en las formas de vida y de sociabilidad de la clase trabajadora. La llamada “Dama de Hierro” planteó desde el principio de su gobierno desterrar el término “clase”: “la clase es un concepto comunista”, dijo en algún momento en 1979. Esta lucha ideológica estaría acompañada de las políticas neoliberales presentadas como palanca de la “modernización” a través de la extensión voraz del “libre mercado”. Para ello era necesario acabar con las regulaciones y reglas establecidas desde 1945, a partir del pacto social de posguerra. Las razones y los momentos en los que se decidió llevar a cabo la denominada “política de reformas” a partir de entonces son documentados y diseccionados por Jones, así como las continuidades que tuvo a partir de 1997, con el laborista Tony Blair como primer ministro británico. La “Tercera Vía”, la ensoñación blairiana, habría tenido sus consecuencias no sólo sobre el final del “nuevo laborismo” en un episodio de derribo, sino también sobre la propia sociedad británica.

Ya lo dijo Thatcher para Women’s Own en octubre de 1987: “No existe una cosa llamada sociedad. Hay hombres y mujeres individuales, y hay familias”. Como un conquistador que se burla del conquistado, desde entonces se ha negado de forma constante la existencia de una clase como elemento fundamental de las fracturas sociales. Y este tema en España, en Cataluña, debería interesarnos, y mucho: ¿Qué sucede si nos planteamos una emancipación de clase ahora, cuando no sabemos desentrañar aún claramente quién somos nosotros? ¿Qué respuesta damos a una desclasificación política y social y cómo damos respuesta a ella? ¿A quién defendemos y, lo más importante aún, qué objetivos tenemos y con qué herramientas lo hacemos? Con un lenguaje ágil, no exento de profundidad, y con abundantes datos e informaciones, además de entrevistas, Owen Jones nos muestra cómo detrás está la actitud de los gobiernos, evitando comprometerse con los conflictos sociales y la solución de los problemas económicos, está la justificación de la desigualdad social. Podría concluirse que no hay política de clase más efectiva que negar la existencia de las clases sociales.

Laura Rozalén

El 25 de maig votem per la nostra vida

 

000725567Com en anteriors ocasions, les eleccions al Parlament Europeu del 25 de maig tindran menys participació que altres cites electorals. El vot de càstig als grans partits del règim (PP, PSOE i CiU, de polítiques intercanviables i idèntiques) i la percepció de la Unió Europea com una font inesgotable de dolor i austericidi pels països del sud formen una doble barrera que convidarà a moltes persones a quedar-se a casa el proper diumenge. Aquesta decisió pot abocar el continent sencer a l’abisme.

Les senyals d’alarma fa anys que estan enceses. Després de l’esclat de la bombolla tòxica d’especulació immobiliària i financera, els grans bancs alemanys i francesos van generar una pressió brutal sobre els governs portuguès, espanyol i grec perquè rescatessin els seus sistemes bancaris. L’objectiu no era salvar el poble, sinó que no es perdés ni un sol cèntim dels seus mals negocis. El resultat ha estat que cada ciutadana catalana ha perdut 2000€ per salvar Bankia o Caixa Catalunya.

Els estats del sud, arruïnats i humiliats per la Troika, van iniciar les retallades i privatitzacions més grans de la història recent, un procés que per al FMI, el BCE o la Comissió Europea no té final. Milions de persones viuen en la pobresa sense casa, llum o fins i tot menjar. L’atur no baixa del 20% a Espanya, i la meitat de la joventut no troba feina. Mentre s’abaixen els impostos als rics, les taxes injustes com l’IVA o les matrícules de les universitats no paren de pujar. Milers de persones emigren, o es donen de baixa de les llistes de l’atur després de 8 anys anant d’entrevista en entrevista. La llista de crims contra la població és inacabable, mentre els governs de CiU i PP anuncien noves lleis de censura i repressió, o milloren l’armament de la policia.

Els partits Popular i Socialista europeus preparen grans coalicions perquè no poden mantenir més la farsa del bipartidisme i la burgesia exigeix no cedir ni un mil·límetre en la destrucció dels drets socials, mentre el feixisme creix a França, Holanda, Regne Unit, Grècia, Ucraïna o Bulgària, alimentant-se de l’odi contra la Troika. La contradicció de la Unió Europea ha arribat al seu límit màxim, i les alternatives són clares: la caiguda lliure en la barbàrie, amb una Europa governada pel gran capital financer de la mà del feixisme, i que ja prepara l’assalt final amb el Tractat Transatlàntic pel Comerç i la Inversió; o bé l’aliança dels pobles per recuperar la sobirania, iniciant un procés constituent que trenqui amb el capitalisme financer i el feixisme.

El proper diumenge 25 de maig ens juguem el futur del continent, i serà la primera batalla contra el bipartidisme, el règim del 78, la Troika i la OTAN. I els i les comunistes hem de traduir la mobilització en vots, ja que com diu Alexis Tsipras, ara com mai votarem per la nostra vida.

Oriol Arcas

 

LOS MAGNATES UCRANIANOS Y LA DEMOCRACIA

Son ya muchos meses de conflicto ucraniano y no parece que el desenlace final esté cerca. Mientras grupos fieles al gobierno golpista de Kiev (en muchos casos radicales nazi-fascistas) intentan liquidar cualquier atisbo de oposición en el este del país (que se ha cobrado ya decenas de vidas), el nuevo gobierno autoproclamado pide ayuda al FMI, lo que se traducirá en salvajes recortes y subidas de impuestos.

estados-unidos-Unión-Europea-RussiaTres batallas distintas se están dando en el país en la actualidad. La primera, en el este, brutal y descarnada, donde los grupos Sector Derecho y Svoboda, financiados por EEUU y la OTAN, son responsables de la matanza producida en Odessa y otras ciudades. Los medios afines, por su parte, contribuyen a esta masacre ocultando a los culpables. La segunda, más sutil y cuyos efectos se verán más a medio y largo plazo, es la batalla entre los oligarcas por el control de los recursos naturales e industrias ucranianas. Existe, sin embargo, una tercera batalla. Es la que se libra entre la OTAN y Rusia, donde Ucrania no es más que una pieza geoestratégica clave.

Un punto de inflexión serán las próximas elecciones en Ucrania, que han de celebrarse el 25 de mayo. ¿Quién se presenta a dichas elecciones?

Los candidatos más importantes son Petro Poroshenko y Yulia Timoshenko.

Petro Poroshenko es un magnate ucraniano independiente que, según la revista Forbes, posee unos 1.300 millones de dólares. Entre 2007 y 2012 estuvo al frente del consejo del Banco Nacional de Ucrania. Es el favorito de las encuestas (roza la mayoría absoluta) y dice ser contrario a que Ucrania ingrese en la OTAN por ahora. Fue uno de los líderes visibles del Maidán, apoya al nuevo gobierno y exporta muchos de sus productos al mercado europeo.

Timoshenko es conocida actualmente por su odio a los rusos (a pesar de sus contactos con Moscú en el pasado, en relación a sus negocios privados). Gracias a su buena relación con el antiguo presidente Lazarenko (que, según se sospecha, robó unos 200 millones de dólares y fue detenido en EEUU y condenado por blanqueo de dinero, fraude y extorsión), se enriqueció enormemente mediante la empresa relacionada con el gas que tenía en propiedad junto a su marido. Posteriormente se pasaría a la política, siendo viceprimera ministra y encargada de la Energía en 1999. Fue destituida en 2001 por el presidente Kuchma, debido a asuntos relacionados con su empresa, tras la detención de su marido.

En 2004 estalla la Revolución Naranja y Timoshenko sería una de sus protagonistas. Esta “revolución” traería al poder a Víktor Yúshchenko, del partido “Nuestra Ucrania”, de toque liberal, proeuropeísta y de derechas. Timoshenko sería primera ministra pero ciertas medidas, como la de imponer por decreto la eliminación de las deudas de su empresa con el Estado, forzaron de nuevo su destitución.

Según The Independent, un bufete inglés reveló que Timoshenko y su marido habían tenido decenas de cuentas corrientes en bancos europeos. Además, en 2011, sería condenada a siete años de cárcel por abuso de autoridad. Una carrera brillante.

Tras la “revolución” del Maidán, el gobierno autoproclamado la sacó de la cárcel (estuvo 2 años y medio). Timoshenko fue recibida como una estrella en el Congreso del Partido Popular Europeo.

Para mostrar el talante democrático de esta señora basta con citarla brevemente. En una ocasión dijo: “Hay que tomar las armas y matar a los malditos rusos”, en referencia a los rusohablantes que habitan el este del país. Una aberración, sin duda. No obstante, la segunda cita es de un nivel democrático similar. En una rueda de prensa, dijo: “Si el país elige a otro presidente, creo que tenemos que ir a la tercera ronda de la revolución”. Se trata, ya de entrada, de un sinsentido: ¿Cómo una de las personas más ricas del país y con su historial podría liderar una revolución que se dijese popular, justo después de unas elecciones?

El Partido de las Regiones (del depuesto Yanukóvich) también se presenta a las elecciones, a pesar de que cuenta con un apoyo escaso. Su candidato es Mijailo Dobkin. Este partido fue financiado por grandes magnates como Akhmetov (hombre más rico de Ucrania con intereses en la industria, banca y medios de comunicación). Se trata de un partido contrario a la OTAN que aglutina a diferentes grupos políticos con ideologías divergentes y defensor de la amistad con Rusia. Hay que decir que bajo el gobierno de Yanukóvich ya se impusieron medidas del FMI que desembocaron en una tasa de indigencia del 25% y a que 1 de cada 8 ucranianos viva en la extrema pobreza, entre otros escalofriantes resultados.

Los demás partidos que se presentan no tienen, según las encuestas, opciones para ganar. Podríamos destacar a los fascistas Svoboda y Sector Derecho, responsables de decenas de muertes en el este de Ucrania pero también en Kiev, donde se demostró que los francotiradores que asesinaron manifestantes en Maidán no fueron puestos por Yanukóvich, sino por ellos. Por si fuera poco, se agrede, amenaza y asesina a la oposición, como ya denunció la dirigente del Partido Socialista Progresista de Ucrania, Natalia Vitrenko, a la que nadie ha hecho el menor caso. Parece que no hay intención alguna de prohibir a estos grupos nazi-fascistas. Sin embargo, el Partido Comunista de Ucrania, que impulsó con 3,5 millones de firmas un referéndum ciudadano para votar acercarse o no a la UE, ha sido expulsado del Parlamento (y, a este paso, ya veremos si les dejan presentarse a las elecciones).

¿Qué tienen en común estos partidos políticos? Pues que todos parecen responder a los intereses de los grandes empresarios ucranianos (proeuropeos o prorrusos). O bien han estado financiados por ellos o los encabezan directamente. Ninguno busca proteger los intereses de los trabajadores, que sufren una crisis brutal desde hace años.

El propio gobierno autoproclamado, que los medios venden como legítimo y surgido de una revolución popular, es un mísero títere de EEUU. Una conversación filtrada entre Victoria Nuland (responsable del Departamento de Estado para asuntos europeos de EEUU) y el embajador de EEUU en Ucrania que decía que había que poner en el poder a Arseny Yatseniuk (actual primer ministro de Ucrania, del partido conservador “Patria”) es una muestra de ello. Ni a EEUU ni a nadie le importan los trabajadores ucranianos, sólo quieren Ucrania para sus intereses: arrinconar a Rusia, obtener materias primas y un nuevo mercado donde llevar sus productos. Esta es la tercera batalla (geoestratégica e imperialista) que he nombrado anteriormente.

¿Qué se juegan los ucranianos en las elecciones del 25 de mayo?

Tristemente, decidir a qué oligarca entregan el país en bandeja. Ya hemos visto a los candidatos con posibilidades de ser escogidos, todos grandes empresarios y, por consiguiente, con intereses de clase contrapuestos a los de la clase obrera. Estas elecciones son un fraude, donde ambos partidos responden a los intereses del capital. La comunidad internacional reconoce estas elecciones como legítimas, pero no los referéndums que se han celebrado en Donetsk o Lugansk, donde el ejército de Kiev ha disparado y asesinado a civiles. ¿Por qué se reconocen unas elecciones y otras no? Porque con las primeras salen beneficiados y con las segundas no.

Por otro lado está Rusia, que ha denunciado la ilegalidad del gobierno de Kiev. Aunque esta acción sea razonable, no hay que olvidar que Putin no es precisamente el mayor defensor de los DDHH y que, como ya he dicho, combate contra la OTAN, no por el bienestar de los ucranianos. Tiene sus intereses. No actúa por filantropía. Ucrania es de vital importancia. Si esta cae, la OTAN llegará hasta sus fronteras y no puede permitirlo. Los trabajadores ya sufrían una dura crisis cuando gobernaba Yanukóvich y no vimos a Putin preocupado por ellos en ningún momento (ni a él ni a nadie). A pesar de eso, no ha sido Rusia quien ha provocado este conflicto.

Los grandes medios venden a Rusia como el gran enemigo de Ucrania, ocultando la implicación de EEUU y la UE en la financiación de grupos nazis y el golpe de estado del actual gobierno (el cual ha suprimido, por ejemplo, la celebración del día de la Victoria sobre los nazis, acto que les describe a la perfección); así las políticas antidemocráticas del mismo (como la prohibición de programas de los canales rusos para impedir que la ciudadanía reciba información distinta a la gubernamental y obtener la hegemonía con la que controlar a la población).

El gobierno golpista ya ha pedido ayuda al FMI, cuyas políticas han fracasado desde Latinoamérica hasta África y Europa. ¿Qué legitimidad tiene este gobierno, al que nadie ha votado, para pedir ayuda al FMI, sabiendo lo que esto significa? Recordemos que los partidos que conforman este gobierno se opusieron a que los ciudadanos votasen sobre la UE en un referéndum. Ucrania podría recibir hasta 27.000 millones de dólares de “ayuda”, lo que provocará duros recortes como los que ya han fracasado en Grecia, España y Portugal, generando más y más desempleo. Se espera también una ayuda de 1.600 millones de euros de Europa, 1.000 millones de dólares de EEUU y 1.500 millones de dólares de Japón. Todo esto tendrán que devolverlo con creces los trabajadores. Ya se han tomado medidas como la subida del 50% del precio del gas a la población y, por otro lado, las instituciones públicas tendrán que despedir a 24.000 de sus 249.000 empleados y se suprimirán los complementos a las pensiones para funcionarios, jueces y militares. ¿A alguien le suena la historia?

En definitiva, Ucrania se hunde entre el fascismo, los magnates y el imperialismo (elementos siempre relacionados estrechamente) y no parece que haya una solución para aquellos que están sufriendo la crisis en sus carnes. Ojalá los ucranianos se den cuenta de lo que representan estas elecciones y encuentren una solución. Los obreros, maltratados por los grandes empresarios, ha de tomar conciencia, luchar como clase y divisar a los enemigos reales, que mediante engaños buscan únicamente enriquecerse. El fascismo ha resurgido en Ucrania y ni la UE ni la OTAN van a denunciarlo, ya que son ellos los que lo han financiado y animado para desestabilizar el país y poder crear un gobierno que les beneficie. Ojalá la clase obrera ucraniana sea capaz de echar al imperialismo y decidir libremente su futuro, no con unas elecciones en las que sólo podrá elegir entre magnates proeuropeos o prorrusos.

La excusa utilizada en varias ocasiones por el actual gobierno ucraniano y EEUU ha sido la de defender el país de la malvada Rusia. Vemos, sin embargo, que la patria no tiene nada que ver en esto, ya que el gobierno ilegítimo no ha dudado en vendérsela al FMI a la primera de cambio. No es la patria lo que buscan proteger, sino sus intereses, los de los grandes empresarios.

Toni Velasco

UCRANIA: Golpe de Estado disfrazado de Revolución

El conflicto ucraniano se complica. Tras la huida del presidente Yanukóvich, los partidos de la oposición, conformados por oligarcas pro-europeos y grupos de extrema derecha, han tomado la Rada Suprema y se han repartido el poder con el beneplácito de la UE y EEUU. Ante esta situación, la población de Crimea, lejos de aceptar este nuevo gobierno, ha decidido actuar. Miles de personas han salido a la calle con banderas rusas y soviéticas para pedir a Putin que les proteja del gobierno ucraniano, el cual consideran ilegítimo y fascista. El dirigente ruso sostuvo que protegerá a la población rusófona de Crimea del nuevo gobierno ucraniano, tras lo cual se ha podido ver un despliegue de tropas rusas en la región. Debido al mismo, EEUU y la UE estudian sancionar a Rusia por lo que entienden es una violación de las leyes internacionales y una invasión de un país soberano. Mientras tanto, el parlamento de Crimea ha aprobado celebrar un referéndum el domingo 16 de marzo para decidir su anexión a Rusia; referéndum que la UE ha tachado de ilegal, ya que no está contemplado en la Constitución ucraniana. Parecen olvidar que el nuevo gobierno que tanto apoyan ha tomado el poder violando esa misma Constitución.

Lo que empezó siendo una protesta ciudadana por la pobreza extrema que sufre el pueblo ucraniano debido a las políticas del FMI (25% de indigencia y privatización de sectores estratégicos en favor de grandes multinacionales) y la corrupción del gobierno de Yanukóvich, se ha convertido en una profunda crisis. Los enfrentamientos entre la oposición y los cuerpos del Estado se han cobrado más de un centenar de víctimas mortales y las manifestaciones (tanto pro rusas como pro UE) se suceden en diferentes puntos del país. La intromisión imperialista de la UE y EEUU en el país provocó multitudinarias manifestaciones abaladas por la iglesia ortodoxa ucraniana que precipitaron actos violentos (destrucción de estatuas de Lenin incluidas) y, finalmente, la huida del presidente Yanukóvich. Recordemos, a modo de ejemplo de dicha intromisión, que el senador estadounidense John McCain se personó en Maidán y pidió a los opositores que continuasen en la plaza hasta derrocar al gobierno (hecho penado en EEUU con 10 años de cárcel, por cierto).

A partir de aquí, grupos radicales violentos de opositores armados como Sector Derecho tomaron edificios gubernamentales mientras apaleaban a la policía y colgaban retratos de Stepan Bandera (líder nazi ucraniano) así como diversa simbología nazi-fascista. Finalmente tomaron la Rada Suprema y dictaron una orden de búsqueda contra el presidente Yanukóvich, al que acusaron de haber asesinado manifestantes utilizando francotiradores. Sin embargo, recientemente se ha filtrado una conversación en la que el ministro de exteriores de Estonia afirma que los francotiradores no eran de Yanukóvich sino de la oposición. El presidente, a pesar de todo, logró escapar a Rusia. El nuevo gobierno prohibió rápidamente el Partido Comunista de Ucrania (que había recogido 3,5 millones de firmas para dejar al pueblo decidir si acercarse o no a la UE en un referéndum, a lo que la oposición se negó) y abolió la ley sobre las lenguas de las minorías aprobada en 2012 que afecta a minorías rusas, húngaras o rumanas.

Se producía, pues, un golpe de Estado contra el gobierno escogido en las urnas en 2010, con la aprobación y colaboración de EEUU y la UE, que ponía a Oleksandr Turchínov (del partido liberal-conservador de centro-derecha Batkivshchyna, “Patria”) como presidente del Parlamento y a Arseniv Yatsenyuk (del mismo partido) como primer ministro. El gobierno se repartía pues entre el partido Patria, el nacionalista y fascista Svoboda (presidido por Oleh Tyahnybok) y el nacionalista de centro-derecha UDAR (presidido por el ex boxeador Vitali Klichkó). Ese mismo día era puesta en libertad Yulia Timoshenko (partido Batkivshchyna), encarcelada en 2011 por abuso de poder. Es menester mencionar que hay grandes empresarios pro UE detrás de todo esto, como el hombre más rico de Ucrania, Rinat Ajmedov, el cual apoyó las protestas de Maidán.

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 Neonazis de Svoboda bloqueando el Parlamento ucraniano y sosteniendo una bandera del Ejército Insurgente Ucraniano, que masacró a 80.000 polacos en 1943 bajo la dirección de Stepan Bandera. Fuente: Público.

Por si fuera poco, la líder del Partido Socialista Progresista de Ucrania Natalia Vitrenko, denuncia intimidaciones, abusos de poder, torturas, secuestros y amenazas de muerte a ciudadanos, policías y a los diputados que no apoyen al nuevo gobierno. Denuncia además que este es ilegal, que ha violado la Constitución ucraniana y que está cometiendo actos atroces en el país, pasando por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Tras estos sucesos, los habitantes de Crimea han decidido defenderse. Se han conformado grupos de defensa y parece que la población rusa (inmensa mayoría) de esta antigua península rusa situada a orillas del mar Negro no piensa ceder fácilmente. Las manifestaciones, plagadas de banderas rusas y soviéticas, atraen a miles de personas en Simferopol y Sebastopol, que gritan consignas contra el fascismo y piden a Rusia que intervenga y frene al gobierno apoyado por EEUU y la UE. El gobierno ruso decidió, ante la petición del parlamento de Crimea, intervenir en el asunto, asegurando que el nuevo gobierno ucraniano es ilegal y fascista.

El Parlamento crimeo aprobó el 11 de marzo prohibir las actividades de los partidos fascistas Svoboda y Sector Derecho al considerar su presencia “peligrosa para la vida y la seguridad” de los crimeos. También ha aprobado una declaración de independencia de la península como paso previo a la celebración de un referéndum para decidir si se anexionan a Rusia, el cual se celebrará este mismo domingo 16. A su vez, el Parlamento ruso está tramitando una nueva ley que ampare la anexión de nuevos territorios.

La población de Crimea, sin embargo, no es la única que pide ayuda a Rusia. Decenas de miles de personas se han manifestado portando banderas rusas en ciudades orientales ucranianas como Melitopol, Mariupol, Járkov o Donetsk, donde se ha expulsado a los fascistas que pretendían asaltar los edificios gubernamentales. En la localidad de Lugansk incluso se llegó a izar la bandera soviética en el edificio del gobierno tras expulsar del mismo a un grupo de la organización Sector Derecho.

 2 rtMiles de ciudadanos se manifiestan contra los activistas del Euromaidán en la Plaza de Lenin, en Donetsk. Fuente: RT.

Crimea es la única república autónoma de Ucrania y una tierra que ha sido conquistada en numerosas ocasiones (desde los mongoles hasta los griegos). Los tártaros de Crimea son indígenas de la zona y actualmente se estiman en algo menos de 250.000 (frente a algo más de un millón de rusos y casi medio millón de ucranianos).

La península de Crimea fue anexionada al Imperio Ruso en el siglo XVIII por la zarina Catalina II. Siglos después, tras la II Guerra Mundial (en la que la ciudad de Sebastopol conseguía el título de “Ciudad Heroica” por la batalla contra los nazis), Stalin expulsó a los tártaros de Crimea por haber colaborado con el régimen hitleriano (regresarían a finales de la década de 1980). Posteriormente, en 1954, el entonces dirigente del PCUS, Nikita Jruschov, “regaló” Crimea a la República Socialista Soviética de Ucrania (gesto muy criticado especialmente tras la caída de la URSS por la pérdida de Sebastopol). No obstante, en 2010 se consiguió firmar el acuerdo de Jarkov para mantener la flota rusa del mar Negro en las bases de Crimea hasta 2040 (trato que puede verse afectado por el gobierno actual de Ucrania).

Los rusos crimeos no reconocen el gobierno de Kiev y exigen celebrar el susodicho referéndum. Los tártaros, por otro lado, se han puesto de parte del nuevo gobierno ucraniano. Esto ha derivado en conflictos. El gobierno de Kiev ha amenazado con enviar tropas a Crimea para frenar a los que estén en contra de la “revolución”; Putin asegura que protegerá a los rusos y afirma, junto con China, que occidente está detrás del golpe de Estado; las Fuerzas Armadas ucranianas en Crimea han jurado lealtad a los crimeos y la UE y EEUU exigen a Rusia que no intervenga (a pesar de haberlo hecho ellos antes). Tenemos aquí un complejo cóctel de intereses que veremos cómo termina.

En medio de este conflicto imperialista que juegan, por un lado, EEUU y la UE y por el otro, Rusia y China en menor medida, está el pueblo ucraniano, que sufre una larga y agónica crisis causada por las políticas del FMI que parece poco probable que termine a corto o medio plazo. Se estima que 1 de cada 8 ucranianos vive en la pobreza extrema. El nuevo gobierno, sin embargo, ya ha pedido más ayuda al FMI (que significarían más recortes, a pesar de que Ucrania destinará 7.900 millones de euros este año al pago de su deuda) y ha traspasado la extracción de gas a la empresa norteamericana Chevron. Se habla también de que Ucrania ha enviado sus reservas de oro a EEUU por mar, por si se complican las cosas.

Los medios de comunicación al servicio del imperialismo estadounidense y de la UE han sabido llevar muy bien este conflicto. No han dudado en tildar de dictador a Yanukóvich, decir que la mayoría de la población quiere entrar en la UE, repetir hasta la saciedad que un referéndum en Crimea sería ilegal o poner a Rusia como único enemigo y causante de todos los problemas. Es curioso, sin embargo, que se les haya pasado por alto el carácter fascista de parte de la oposición que actualmente gobierna el país gracias a EEUU y la UE (llegando a decir que son los pro rusos los que han hecho pintadas fascistas en Crimea contra los tártaros); que este gobierno ha llegado al poder violando la misma Constitución que utilizan para negar el referéndum crimeo; las graves amenazas y palizas que los nazis están propinando contra todo aquél que no esté de su parte o que la UE y EEUU han intervenido en el conflicto desde el principio (a la vez que piden a Rusia que no lo haga).

Por desgracia, la situación del pueblo no tiene pinta de que vaya a mejorar. De hecho, Ucrania no significa nada para EEUU o la UE, es sólo una pieza de interés geoestratégico y económico más. Las revueltas ciudadanas de Maidán se convirtieron en luchas entre magnates pro UE para quitar el poder a los magnates pro Rusia y entregárselo a EEUU y la UE. El bienestar del pueblo importa poco a los que han financiado este conflicto. Una muestra de esto es lo que he dicho anteriormente: el único partido que pidió celebrar un referéndum para que fuesen los ucranianos los que decidiesen su futuro (el PCU) ha sido prohibido. Esta es la democracia que nos vende el imperialismo occidental.

Todos sabemos lo que hubiese sucedido si durante el 15m un ministro venezolano hubiese animado a los manifestantes a derrocar al gobierno. Sin embargo, los medios han tomado la intromisión de John McCain (entre otros) como algo normal. Incluso como algo bueno para la democracia. ¿Acaso ha de tener EEUU licencia para hacer lo que le venga en gana? ¿Quién le ha nombrado juez y jurado del mundo? ¿Dónde está el derecho de autodeterminación de los pueblos? Está claro que cuando los intereses de las élites están en juego, no hay derechos que valgan (y todavía hay gente que dice que la lucha de clases ya no existe). De todos modos, los medios controlados por estas élites ya se encargan de poner a la opinión pública de su lado sin demasiada dificultad.

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Oleh Tyahnybok (Svoboda) junto a McCain en Kiev y haciendo el saludo nazi. Fuente: www.veooz.com

Si los medios llaman dictador a Yanukóvich, ¿Por qué no llamarlo también a Rajoy? ¿Qué diferencias hay entre ellos? Ambos han llevado a cabo políticas de privatizaciones dictadas por el FMI haciendo caso omiso al pueblo, ambos dirigen gobiernos profundamente corruptos, ambos han empobrecido a la clase trabajadora de sus respectivos países y ambos se niegan a tener en cuenta las voces de auxilio del pueblo, ahogado por la crisis. Yo os diré la diferencia que hay entre ellos: Rajoy está a las órdenes de la UE y EEUU y Yanukóvich, no. Nadie ha de financiar la oposición española porque ya gobierna la gente que a le interesa al imperialismo occidental, en Ucrania, sin embargo, gobernaba gente que beneficiaba a Rusia y eso no podía ser.

Tengo clara mi posición: no estoy de acuerdo con muchas de las políticas llevadas a cabo por Putin en Rusia pero en este momento concreto, nos guste o no, a mi parecer es el único que está interviniendo para frenar al fascismo resucitado por la UE y EEUU, a pesar del desastre de la II Guerra Mundial. Claro que no lo hace por buena fe (sus intereses están ahí) pero ya es más de lo que ha hecho nadie hasta la fecha, por desgracia. Cuando el fascismo llama a la puerta hay que posicionarse rápidamente y creo que los comunistas tenemos claro en qué bando debemos estar. La UE podría haber llevado a Ucrania a unas elecciones democráticas pero, en lugar de eso, ha alentado un golpe de Estado fascista. Que esto sirva para que de una vez nos demos cuenta de dónde estamos metidos. ¿Acaso podemos hacer cambios en esta UE desde dentro viendo lo que son capaces de hacer?

Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos a partir de aquí. El referéndum de Crimea está a la vuelta de la esquina y la maquinaria informativa no se detiene. Lo que está claro es que con este nuevo gobierno el pueblo seguirá sumido en la pobreza. La única salida que tienen es luchar por sus derechos como clase y no permitir las atrocidades que los fascistas están cometiendo impunemente. El imperialismo (tanto el ruso como el europeo y estadounidense) ha de abandonar el país y dejar decidir libremente a la clase trabajadora ucraniana, ya sea celebrando un referéndum para decidir entrar o no a la UE o como lo que crean más oportuno.

Fuerza y ánimo al pueblo y a los camaradas del Partido Comunista Ucraniano.

¡No pasarán!

Toni Velasco “graduat en Geografia per la Universitat de Barcelona i explotat en pràctiques per la Diputació de Barcelona”

@avelasgar

Una oportunitat… Perduda?

Sembla que hem perdut una oportunitat… Aquesta és la lectura personal que faig respecte l’elecció ahir de la candidatura de Izquierda Unida per les eleccions europees. Ara caldrà dilucidar amb el debat col·lectiu, si el que hem perdut és una oportunitat o quelcom més important. Endreço algunes reflexions al voltant d’això, per aportar una perspectiva més a un debat, que molts i moltes companyes tindrem aquests dies en marcs orgànics, bars i carrers amb cerveses i cafès a la mà.

zQue ens deixa veure en primera instància aquesta llista de noms i de persones, de pluralitat d’organitzacions que s’ha conformat?

En primer lloc, que encara i a aquestes alçades de la destrucció del pacte de classes, ens estem mirant més el melic que la realitat que ens envolta, fet que ens porta a que elaborem llistes en funció de les majories internes, en lloc de fer allò que venim a fer: política.
Que preferim repetir velles formules -i candidats- que arriscar en una aposta cap a una nova forma d’entendre les conteses electorals, més al servei de les lluites i del projecte polític que tenim, i no en gestionar les misèries del sistema.
Que hem forjat bones i necessàries aliances amb altres forces d’esquerres, que ens permeten sumar més i ampliar la nostra base electoral, empenyent cap a la construcció d’un front d’esquerres. Un front que pel que sembla, algunes persones donen per acomplert, o són del parer que ens hem de seure a esperar que, aquelles organitzacions polítiques que manquen en el nostre front, s’agenollin i vinguin a demanar-nos un lloc a la nostra llista: “porque la siriza española ya existe y es IU”. En lloc de veure que aquest nou espai, l’hem de construir entre tots, i tots hem de fer esforços perquè això sigui.

Bàsicament, el que dona a entendre aquesta llista, és que una part important de les persones que lideren el projecte de IU no comparteixen el meu anàlisi de la realitat, del moment polític i de la tàctica a seguir per enderrocar el règim (que és el projecte del PCC i els CJC) i, que per tant, no entenen igual que jo que és un front d’esquerres i la teorització del nou espai. Que no comparteixen el que vol dir la república catalana (del 99%) i el que comporta, per l’enriquiment de la teoria i model d’estat federal. Que no veuen necessària la ruptura democràtica per acabar amb el règim de la segona restauració borbònica.
Tampoc comprenen que les eleccions, no són més que un altaveu i un front més de lluita, perquè aquestes institucions són inservibles pel nostre projecte polític i impossibles de gestionar de manera coherent amb les nostres idees.

Però això ja està fet, ara cal valorar, pensar molt bé i en fred quina és la millor forma de portar el nostre projecte polític a la pràctica. Se, que a IU hi ha una bona part (no sé si majoritària) de gent que pensa com jo. Sabem, que els canvis polítics i els cops de timó a les organitzacions són possibles (nosaltres en som un exemple), i el que és més important, estic convençut de que el projecte polític que defenso és coherent, potent i tremendament modificable, ampliable i susceptible de ser enriquit. Valorem doncs, des del coneixement i el debat col·lectiu, quin ha de ser el full de ruta d’ara en endavant.

L’elecció d’aquesta llista, implica molt més que unes eleccions europees, implica el futur d’un projecte que és el meu i el de molta gent.

Aitor Moreno