Cataluña, ¿hacia un proceso constituyente? (II)

 David Moreno y Albert Medina

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179840

El proceso

El proceso democrático en Cataluña es imparable. Todas las estaciones de la línea reformista, por unas razones u otras han quedado atrás y bloqueadas. Los comunistas debemos participar en ese proceso desde nuestros planteamientos. Participar y sumar realmente, no sobre el papel para salvar las apariencias pero nada más. El proceso catalán puede ser el catalizador para una ruptura con el régimen borbónico en una perspectiva democrático-republicana.

Defendemos el planteamiento de la República Catalana que lanzó EUiA en septiembre del 2013 *(http://www.euia.cat/pagina.php?idp=7172). (…)

¿Un proceso constituyente democrático dentro de la UE?

Plantear la soberanía nacional de Cataluña en el marco de la actual Unión Europea constituye una gran contradicción y los comunistas deberíamos incidir aquí tenazmente. No se trata únicamente que la derecha catalana quiera redefinir con el Estado español su “trozo del pastel” para poder privatizarlo en su beneficio a costa de los servicios públicos, derechos sociales y laborales etc. Sino que defiende el modelo periférico y por tanto subsidiario que la UE plantea para nuestro país y evidentemente esta conforme con su modelo antidemocrático y de pérdida de capacidad de decisión de los Estados. (…)

Cuando el Partit dels Comunistes de Catalunya se funda en 1982, un elemento básico de su política es el rechazo al modelo imperante en la CEE. Actualizada, debemos recuperar esta senda.

La Institución en el nuevo proceso

Verdaderamente, estamos consternados después de comprobar que la inmensa mayoría de los y las diputadas de la izquierda nacional en el Parlament, son personas que ya participaban en las instituciones desde hacía años o que directamente han ido saltando de puestos políticos en puestos políticos, ya sea a nivel de aparato de partidos, en gobiernos municipales o Generalitat. (…)

Los altos salarios de los representantes públicos tienen que financiar no sólo nuestras organizaciones políticas sino que también se tiene que elaborar cierta metodología para financiar proyectos sociales ajenos a las estructuras de Partido clásico, dar un primer paso a que las capas populares de este país se empoderen. Es necesaria la elaboración de una metodología de funcionamiento al respecto.

En Cataluña, la coalición

La coalición ICV-EUiA supuso un acierto. Normalizó la relación entre las dos principales “almas” del extinto PSUC después de más de 30 años de crisis, divisiones y acuerdos temporales. Si bien defendemos el avance que supuso la formación de la coalición en el 2002, ahora es momento de dar otro paso adelante en la formación de un nuevo espacio de la izquierda nacional y de clase. Se esta dando este debate en el si de las organizaciones y confiamos que lo aprobado por las respectivas militancias se llevará a cabo. Si se impone la lógica de conformarse con gestionar un 10% del electorado o incluso superior -al ocupar el espacio de un PSC en barrena- frente a la apuesta por construir un espacio de confluencia de la izquierda con los movimientos sociales y las organizaciones de clase, cometeremos un error histórico y seremos superados por los acontecimientos.

Debemos estar atentos a lo que vaya sucediendo dentro de nuestro panorama social, tanto a nivel externo como interno. Hay avances por lo que hace a la coalición con propuestas como la de “Ara és Demà” (www.araesdema.cat) para el 1 de febrero o otras propuestas interesantes –a nivel externo- como la Trobada per la Unitat Popular (TUP) del 30 de noviembre (http://trobadaup.cat/) o el mismo Procés Constituent.

La mayoría de ellos se postulan como la estructura perfecta para la consecución del Frente de Izquierdas, de momento, todas esas propuestas creemos que son un avance, pero insuficiente. Seguramente, será la confluencia de éstas las que puedan conectar con la calle.

El Partido que los comunistas necesitamos para el proceso constituyente

Como comunistas, consideramos que existen dos elementos básicos que debemos reforzar de manera paralela para avanzar.

En primero, el Partido Comunista. Un partido comunista marxista-leninista, nacional y de clase. Bien organizado internamente, formador de cuadros y de revolucionarios, para poder ser un partido abierto hacia “fuera”, útil a la mayoría social, capaz de crear condiciones para que el pueblo pueda ser protagonista de su destino.

El otro elemento, la otra “pata” clave es la política de alianzas, lo que hasta ahora en el PCC y CJC hemos llamado el Front d’Esquerres. Urge actualizar el Front d’Esquerres, siguiendo la misma lógica de vertebración del poder popular en el campo cultural, económico y social, dejando la institución como fiel reflejo de estos avances y subordinada a ellos. Una propuesta para crear un bloque alternativo social sobre un proyecto de construcción nacional, democrático, anti oligárquico, de defensa de la soberanía nacional, por un cambio del modelo productivo y por la organización del poder popular. (…)

También, vemos de vital importancia volcar el Partido y la Juventud a la calle, trabajando desde distintos espacios hacia una misma dirección. Siendo capaces de liderar y de incidir en alternativas reales entorno, por ejemplo, al municipalismo.

Algo más importante que el proyecto del Partido es el desarrollo de éste. Si no somos capaces de plasmar en la calle lo que diseñamos milimétricamente en informes de gestión, no tenemos función alguna de transformación social. Para ello es necesaria la crítica y la autocrítica sobre estas y otras estructuras de Partido. La necesidad de ampliar la senda de la economía social, el desarrollo de proyectos multipolares como el de la Red de Solidaridad Popular entre otras iniciativas es prueba de que es posible.